domingo, 1 de abril de 2018

Reloj de arena


Pequeñas partículas moviéndose a través del tiempo por la orden de un deseo superior. ¿No es ese el mejor ejemplo de la mecánica de nuestro universo? Quizás para ustedes no, pero cuando un hombre pasa tanto tiempo en su trabajo, busca las explicaciones universales en su labor. Yo confecciono relojes de arena.

El mundo es una fábrica de héroes y villanos destinados a ser arena. ¡Qué maravilloso final! ¡Qué ilustre destino! Pero hago un encargo especial. Yo agrupo a los villanos y los encierro en prisiones del tiempo. Mis relojes están llenos de infames que no merecen volar con la brisa del viento.

En mi taller habita la justicia, mi justicia.  Limpio las calles de esa arena que enceguece, que lastima. ¿Creen que lo  hago  por el intenso pedir de mi demencia? ¿Sabían que la arena más blanca la fabrico con dientes? ¿Nunca han contemplado la textura de un hueso triturado? Se esparce por los dedos, créanme, es muy bello. 

Francisco Contreras
Quito - Ecuador
2018
Contacto: contreeltao@gmail.com


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