Pequeñas partículas moviéndose a
través del tiempo por la orden de un deseo superior. ¿No es ese el mejor
ejemplo de la mecánica de nuestro universo? Quizás para ustedes no, pero cuando
un hombre pasa tanto tiempo en su trabajo, busca las explicaciones universales
en su labor. Yo confecciono relojes de arena.
El mundo es una fábrica de héroes
y villanos destinados a ser arena. ¡Qué maravilloso final! ¡Qué ilustre
destino! Pero hago un encargo especial. Yo agrupo a los villanos y los encierro
en prisiones del tiempo. Mis relojes están llenos de infames que no merecen
volar con la brisa del viento.
En mi taller habita la justicia, mi
justicia. Limpio las calles de esa arena
que enceguece, que lastima. ¿Creen que lo
hago por el intenso pedir de mi
demencia? ¿Sabían que la arena más blanca la fabrico con dientes? ¿Nunca han
contemplado la textura de un hueso triturado? Se esparce por los dedos, créanme,
es muy bello.
Francisco Contreras
Quito - Ecuador
2018
Contacto: contreeltao@gmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario