jueves, 2 de noviembre de 2023

El escrito que te debía

 

Con tu ausencia me dejaste tantas palabras atrapadas y te debía un escrito, mi mayor pendiente. Cada año intenté transformar el desconsuelo en algo que se pueda leer, pero siempre mis dedos se detenían por la presión del llanto. ¡Y cómo no llorar! Si yo quería llevarte dichas, pero mi camino era lleno de ortiga. ¡Cómo no sollozar! Si tuve que escuchar las palabras ilusorias que los hombres de bata reparten por los pasillos de la tristeza. ¡Cómo soportar el goteo de las lágrimas! Si cuando cierro los ojos aún siento aquel cálido apretón de manos, mientras estábamos a la mira de la muerte.

Pero aquí estoy, en batalla contra la hoja. Sé que no existirá escrito digno de ti y espero que perdones mi apresurado intento, pero hace poco comprendí que este texto en realidad es para mí.  Más de tres años sin escribir. Más de tres años sin abrir un libro. Más de tres años siendo un cobarde, huyendo, sin valor para ver tu lápida sin inscripción, pero hoy decidí asentarle un “te amo”, tan franco y espontáneo como el que te dije cuando me viste por última vez.

Tantas cosas que contarte, tantas personas que presentarte, y tantas historias que te debo. A pesar de lo abatido que esté, siempre hay una sonrisa cuando evoco a mi compañera, mi llorona, mi fortachona, mi bailarina, mi morena, mi golosa, mi soñadora, mi carcajada, mi boxeadora, mi vulnerable, mi protectora, mi orgullosa, mi maestra, mi espía, mi delatora, mi biblioteca, mi presumida riobambeña, mi ama, mi ronquita, mi abuelita.

 

 

Francisco Contreras

Quito, 2 de noviembre de 2023